miércoles, 16 de noviembre de 2011

De bancos e hipotecas. Ayyyy, señor...

Este tiempo atrás, en las redes me hacía una sincera pregunta pero que nadie me supo contestar con acierto. Planteaba mi duda respecto a que culpemos a los bancos del desastre que tenemos en nuestro entorno. No quiero defender a los bancos, Dios me libre. Simplemente digo que no veo claro el por qué cargamos la culpa contra ellos. Yo hice varios análisis. Uno de ellos era el siguiente: vamos a ver, si nosotros acudimos a un banco para que nos preste un dinero, el banco nos pone encima de la mesa un papel que tenemos que firmar, en el cual nos dice que el banco, a cambio del favor, recibe unos intereses (que no son fijos, pueden aumentar) (o disminuir) que hacen variar el precio del préstamo. Bien. En ese momento, el que necesita el dinero puede hacer dos cosas, firmar o no firmar. Si firma, el pobre se compromete a cumplir ese contrato, y no sólo eso, sino que se compromete a cumplirlo PASE LO QUE PASE. Yo  no entiendo una cosa; ¿por qué la gente se echa las manos a la cabeza cuando, por desaveniencias del destino, el banco exige el cumplimiento del contrato y el pobre no puede pagarlo? ¿Por qué arremete el que ha firmado contra el banco por pedir éste sus derechos? Se acusa a los bancos de carroñeros, de piratas y de inhumanos. ¿Por qué? ¿Por qué antes estuviste de acuerdo con sus cláusulas y ahora no? Cuando las cosas te iban bien, incauto inexperto, comulgaste con algo que luego vas a criticar por ir en contra de tus principios. Te echarás a la calle en mayo, tirarás huevos y llevarás a la horca al capitalismo colgado de un nudo de corbata. Pero yo te digo que el irresponsable eres tú. Nunca te diré "pues ahora aguántate", por injusto que sea es un drama, pero sí te diré que seas prudente y que te calles, porque tú formas parte de la farsa. Es más, tú formas parte del pilar fundamental sobre el que se sostiene esta farsa.

Los bancos, a diferencia de lo que pueda parecerle a muchos, no son organismos de ayuda humanitaria ni son sostenidos por la divina caridad. No. Los bancos son de esos negocios-sanguijuela que todos necesitamos para vivir mejor, pero negocios al fin y al cabo. Son negocios-sanguijuela porque su principio de sostenibilidad es el dinero, todo ello gestionado bajo la legalidad, no bajo la ética. Un negocio cabe en nuestra sociedad si es legal, no ético, y es por eso por lo que a los bancos no podemos exigirle ese plus de moralidad, al contrario que a mucha gente, que crucifica a los banqueros por no ser éticos, pero luego ellos mismos son los que nutren precisamente ese sistema que de puertas a fuera simbolizan con una vívora agarrada al símbolo del dólar.

Es muy doloroso ver como proliferan los deshaucios a las familias que, evidentemente, tienen bajos recursos. Es muy jodido comprobar que gente que antes estaba bien, ahora está mal, y no menos impresionante resulta saber que esto era previsible. La gente está pagando el precio de vivir por encima de sus posibilidades. No puede ser que se pase de 0 a 100 tan rápidamente sin riesgos, y no me puedo creer que esos riesgos hayan pasado tan desadvertidos. ¿Qué carajos haces metiéndote en una hipoteca de 200.000€, sin un trabajo fijo (y aunque lo tuvieras), con una nómina de alrededor de 1.000€ y sin ahorros? No se. Los salones de casinos son lugares donde, dentro de la legalidad, uno juega, arriesga dinero y unas veces gana y otras pierde, y a nadie se le ocurre exigirle ética al croupier y decirle "...no, es que yo no sabía... es que es mi primera vez... es que no comprendí bien el juego..." Bien, pues los bancos son algo así como un casino, solo que por el que pasamos todos. Eso sí, cada uno elige lo que está dispuesto a arriesgar. Pero que no falten los que piden que en nuestro sistema  no entren los bancos. Claro... La ley hay que cambiarla de tal forma que un banco me cobre poquito por mi hipoteca, cuanto menos mejor, y que si hay dificultades, pues que me perdone la deuda, porque pobrecito de mí, con lo a gusto que estoy yo viviendo en mi mierda de piso de 80 metros cuadrados, eso sí, en el mejor sitio. Podría haberme comprado una vivienda de segunda mano, o haber vivido de alquiler, puesto que no tengo ahorros, o podría haberme ido un poco más lejos, donde la vivienda cuesta la mitad, o a un pueblo, donde incluso puedo cometer la locura de construirme mi casita por la tercera parte de lo que cuesta en la ciudad, y el doble de grande, pero preferí la ciudad. Menos mal que tengo una esperanza de vida de 80 años, y tengo tiempo para pagar mi hipoteca. Si la cosa pinta mal, pues vayamos todos a la manifestación contra los mercados y los bancos e intentamos fastidiarles para que la cosa vaya mejor. Ahora bien, el bonobús lo pago con tarjeta de crédito, que no llevo suelto, pero que la crisis la paguen los bancos. No se con qué dinero, pero que la paguen los bancos. Yo voy a la manifestación con mis simbolitos, mis frases hechas, mis tópicos y mi disfraz de antisistema, pero como no se de lo que hablo, al salir de la manifestación recupero mis hábitos, porque yo, sin comida precocinada, sin mi iPhone, sin mi coche que consume carburante, sin mi tele, sin mis adicciones... pues como que no se vivir. Puedo incluso prescindir de trabajar, de escuchar, de construir... pero mi opio que no me lo toquen. ¡¡Señores, que el error no es de los bancos!! ¡¡El error es de nuestros hábitos!! Si tuviéramos dos dedos de frente y gastásemos lo que tenemos, todo funcionará mejor. El error sí que es del sistema, pero del sistema social, no financiero.

A tenor de esta reflexión, hay otra cuestión que merece un segundo análisis. Cuando un banco está en apuros, ¿de quién depende una intervención del Estado para rescatar a ese banco? Pues según. En el caso de los bancos, el dinero que el Estado o Europa les concede pueden ser en forma de garantías o inyecciones de liquidez, para sufragar la pérdida económica por la devaluación del dinero de los depósitos del banco, o con concesiones de préstamos a muy bajo interés, respectivamente. En el caso de las cajas de ahorros, como nuestra queridísima CCM, literalmente se inyecta dinero para tapar los agujeros que provienen, en este caso, repito, de una nefasta gestión. Eso es lo que está mal. Los bancos siempre estarán expuestos a que una crisis afecte a sus depósitos, independientemente de sus gestiones, a pesar de que ellos tengan mecanismos preventivos. Pero cuando una crisis es gorda, se sobrepasan esas previsiones, y hay un gran riesgo de que aquello se vaya al garete. Supondría un verdadero caos para el ciudadano de a pie, puesto que su dinero está en peligro, además de que el banco tendría serios problemas para seguir comprando, por ejemplo, deuda pública, algo que interesa a España como conjunto. Por eso interviene el Estado o Europa, para evitar que exista ese problema. Yo lo veo bien, es algo que nos interesa a todos. Nos conviene que los grandes bancos funcionen correctamente para que puedan intervenir en la balanza económica en caso de apuro. Por lo tanto, que los desarrapados manifestantes se informen un poquito antes de colgar a inocentes negociantes y mercaderes, porque lo mismo se están confundiendo de términos. Aquí es donde quiero llegar. Un político, por ejemplo, presidente de una autonomía como Castilla la Mancha, inyecta dinero a una caja de ahorros, por ejemplo CCM, para remendar un error que ha sido causado por negligencias de personas que curiosamente el presidente de esa autonomía ha puesto con su dedo omnipotente, y nadie dice nada. Aquí sí que se debe juzgar la ausencia de ética, pero no por parte de la entidad financiera, sino por parte de la entidad política que, primero consintió que personas de dudosa eficacia estuvieran a cargo de la caja de ahorros, y segundo, por pagar con dinero público el error que ese ineficaz parásito ha causado en los depósitos de todos. Pero claro, cuando la atmósfera que envuelve a ciertos cargos públicos tiene un mágico color político, pues el gritón y enterado (y posiblemente sindicalista) perroflauta se queda en casa jugando con su wii. Pero si el escándalo tiene su origen en otras aguas, no importa ni la ética ni la razón, la calle se llena de banderolas rojas, blancas y negras exigiendo la horca para Botín, para el Euro, para Esperanza Aguirre (¿por qué no? siempre es un comodín) y para el que ha hecho una fortuna trabajando. Esa es nuestra moral.

8 comentarios:

  1. Estimado Acacio:

    Me ha gustado tu reflexión. Creo que tienes razón en lo esencial, aunque inevitablemente destiles ira por los cuatro costados (la misma que hoy en día se encuentra por todas partes) Pero sí, el problema principal es que funcionamos en general gastando más de lo que tenemos. A todos los niveles, no sólo los ciudadanos, también los estados, gobiernos y organizaciones supra e infragubernamentales. La culpa no es del demonio, sino del que muerde la manzana. Discrepo en que el error sea del sistema social y no del financiero sólo porque no alcanzo a ver la línea que separa uno del otro...

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  2. Sí, bueno, claro que el problema es financiero, pero quizás yo haya querido decir lo mucho que el problema financiero se ha agravado a causa de una pésima conciencia social, basada en gastar más de lo que tenemos. Sí, los gobiernos igualmente han hecho lo mismo. Es posible que la culpa se reparta también en gran parte con los gobiernos. En cualquier caso, lee mi opinión como pecisamente eso, una opinión, porque yo no soy ningún experto, como puedes comprobar. Hago un análisis muy superficial de cómo entiendo yo el problema. Gracias por tu atención!!

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  3. El análisis puede ser superficial, yo tampoco soy ningún experto (y quizá por ello, en mi ignorancia, no me fíe del todo de la opinión de los expertos financieros)... superficial quizá, aunque a mí me parece bastante acertado. Pero corrijo lo que escribí antes: el demonio también tiene su parte de culpa, si creemos en la posibilidad de la ética profesional.

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  4. Al tratarse de elucubraciones domésticas, tú y yo nos podemos permitir el lujo de opinar y dar nuestro punto de vista. Estoy de acuerdo contigo

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  5. Pues nada, a ver si me das un toque para tomar ese cafetillo, seguir opinando y estudiar lo de la grabación... Que tenemos el cello casi a punto.

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  6. Ah, bribón, que eres tú. Quedamos el sábado. ¿Ensayáis antes? Te llamo y "croquetamos"

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  7. Acacio, tu análisis no es nada superficial. Has dado en el clavo. Lo que más me ha gustado de tu reflexión, es cuando dices:"Los bancos, a diferencia de lo que pueda parecerle a muchos, no son organismos de ayuda humanitaria ni son sostenidos por la divina caridad. No. Los bancos son de esos negocios-sanguijuela que todos necesitamos para vivir mejor, pero negocios al fin y al cabo. Son negocios-sanguijuela porque su principio de sostenibilidad es el dinero, todo ello gestionado bajo la legalidad, no bajo la ética". Enhorabuena por tu reflexión.

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  8. Gracias por tu atención. Me alegro de que lo compartas. Un saludo

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